3. Hacer una reflexión crítica acerca de
las posiciones respecto a la cultura visual expuestas en el libro “Espigador@s
de la cultura visual” de Fernando Hernández.
·
Perspectiva proselitista: hay
educadores que consideran las manifestaciones de la cultura visual como una
influencia negativa para los niños debido a que sus mensajes favorecen la
violencia, comportamientos sexualizados, el materialismo, el consumismo y una
vida de relaciones insanas y vacías. De esta manera, los objetos y
representaciones de la cultura visual se presentan como malas influencias y a
los estudiantes como espectadores pasivos.
·
Perspectiva analítica: el
profesorado próximo a este enfoque valora la importancia de la cultura visual
en la vida de los estudiantes y lleva ejemplos al aula como medios para
examinar “textos” de la cultura visual. Esta perspectiva suele utilizarse
cuando los docentes tienen claro que los estudiantes son consumidores de la
cultura visual. Consideran a los aprendices como receptores pasivos de las
manifestaciones de cultura visual que les rodean. Estos educadores tratan de
que los estudiantes aprendan cómo analizar críticamente los objetos, imágenes y
producciones de la cultura visual de manera que se conviertan en el espectador
ideal. De esta manera la cultura visual pasa a ser objeto de currículo.
·
Perspectiva de la satisfacción. Aquí los
educadores ponen el énfasis en los placeres que la cultura visual proporciona a
los estudiantes. Cuando se exploran las manifestaciones de la cultura visual de
este enfoque, los docentes prestan atención a las posiciones de los estudiantes
y no tratan de forzarles a analizar y criticar lo que les gusta.
·
Perspectiva autorreflexiva. Se
plantea a partir de la revisión de los enfoques anteriores y tiene en cuenta
aportaciones procedentes del análisis cultural postmoderno y los Estudios
feministas y culturales. Esta orientación trata de enfocar los temas de
análisis, satisfacción, posicionamiento y audiencia de tal manera que
favorezcan el debate y la adquisición de criterio entre los aprendices.

En este libro,
concretamente en este capítulo, habla sobre las 4 perspectivas que tiene el
autor de la cultura visual y de cómo los maestros utilizan una u otra para sus
métodos de enseñanza; en mi opinión, creo que los niños ya van enseñados de
casa con una cierta cultura visual, la cual los maestros no pueden cambiar pero
tampoco deben dejar que esa sea la única cultura visual que tenga el niño, sino
que deben enseñarle otras para un mejor desarrollo evolutivo del sujeto.
Cada niño
adquiere una cultura visual en lo referente a sus gustos y aptitudes, por lo
tanto, no hay que intentar que todos los niños tengan la misma, sino que hay
que respetar y tratar de entender todas las existentes en los diversos niños
que cada profesor tendrá; así como hacer respetar a cada niño la cultura visual
del compañero si ésta es diferente o contradictoria.
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